TERRAZA
Aquí en la terraza es donde mi abuelo
comió sandía y se tumbó en calzoncillos.
Tenía un bigote negro y vestía pantalones de pata de elefante.
Yo era diminuta, diminuta y por ello inclasificable, con sombrero,
con pendientes de oro.
No sabéis cuanto me amaban.
Hace un rato comprobé
Que las ventanas estaban limpias
y las camas estiradas
tendí la ropa al sol y al rato le di la vuelta para que se secara
más rápido.
Lo cotidiano es compulsivo y encierra cierto espanto
en la grifería, en los pomos.
Nada se de mí, sólo un poco de estos lugares que habito.
Estoy desbordada por anillos y materiales, tengo libros para
morir aplastada entre ellos y un colegio enfrente a la casa.
Después de tantos años de bonanza
tuvimos a un hombre muerto
en su cama.
y un vehículo sin conductor.
En: La casa de mi abuelo
Planeta Clandestino
Ediciones del 4 de Agosto
(Fuente: Pepeles de Pablo Müller)
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