Inés vive en la telaraña
Ella misma la teje a diario
Hace décadas que la elabora
En un rincón de su infortunio
Inés vive atrapada en ella
Donde va lleva su tela
Sus hilos
Su sedosa agonía
Inés nunca tocó un corazón
Jamás vivió en nadie
Su piel ajena no gozó un roce
Inés se sabe araña
Solitaria
Atenta
Quieta
Recluída
Ignorada
Nocturna
Inés se muerde
Inés se ataca
Inés es su propia trampa
La telaraña es más fuerte
Inés no puede con ella
Inés no quiere sin ella
Es hembra sin devorar
Nunca nadie en sus dominios
Pero medita fuma y lleva fósforos
Inés se ve en el humo que repta
Es Inés
Es araña
Es capilares
Es apetito
Ella
Hoy
Ha decidido destejer
Deshacer
Desatar
Mutar
Inés enciende el cautiverio
Incendia el calvario
Ennegrece sus propias ataduras
Inés heredó las fibras
El tejido
El sigilo
La consumidora cautela
El escondite seguro
Un ovillo infinito de prudencia
Inés vió incendios antiguos
Y no huyó
Y no comprendió
Las viejas arañas aún se pasean
Le tejen en el cabello
También por dentro
El fuego crece e implosiona
Su cuerpo arde
Arroja cerillas aquí y allá
Las llamas son vetas del ocaso
Un alba destemplado y probable
El fuego es alado
El fuego es oxígeno
Por fin la esquiva libertad reduce todo
El entramado desprende alaridos
Unas hebras se elevan incandescentes
Trepan
Se desvanecen
Inés se deshizo de sí misma
Se escapó
Inés nunca habitó en mente alguna
Jamás se adivinó en otros ojos
Y ahora entre las cenizas de los años
La libertad luce muy onerosa
La libertad esconde muchas llaves
Al cabo todas pesadas y dolorosas
Cada quien ha de buscar y cargar con una
No la acuses
Hay una Inés cerca y a la vuelta
¿Sabés dónde está tu cerrojo?
¿Y tu llave?
Inés lo supo
Inés tomó la suya y entendió
Inés giró la suya y asumió
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