Islas
Qué lejos estamos
Uno en cada costa del mar buscando amantes para
la noche estableciendo el pasado lo que cuenta al final
después de la carne.
O no. Qué cerca estamos, como es posible en cada costa del mar
buscando amantes para la noche entrada
estableciendo el pasado al final lo que cuenta después
de la carne.
Ah, mi cuerpo de hierro odia mi corazón de agua.
No despliegues las alas entumecidas
ni la imponente envergadura de tus viajes porque tiemblo:
en el horror de la calle
con el rumor acabado de las cosas.
Ah Michele o Ana enterrada o María o
no sé.
La noche es cálida y tranquila. Sigo rodando,
embrutecido, sigo con fuerza.
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