I. M.
Me levanto a la cocina.
Mi padre sentado en el living a oscuras
en mitad de la noche.
Nos vemos en silencio
por el vano de la puerta.
Poco después
guardo su reloj, unas corbatas
reparto las camisas
a mis tíos.
Poco a poco me acerco a su edad.
En treinta años, el silencio no ha cedido.
Delante de mí, el pasado.
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