martes, 16 de noviembre de 2021

Adélia Prado (Brasil, 1935)

 

FOTOGRAFÍA


Cuando mi madre posó

para éste que fue su único retrato,

no aceptó tener las sienes curvas.

Sin embargo, hay un deseo de belleza en su rostro

que una doctrina dura ha contenido.

La boca es conspicua

pero las orejas se muestran.

El vestido es negro y cerrado.

El temor de Dios circunda su semblante,

como cadena. Luminosa. Pero cadena.

Sería un retrato triste

si no viese en sus ojos un jardín.

No de aquí. Pero jardín.

 

NACIMIENTO DEL POEMA


Lo que existe son cosas,

no palabras. Por eso

te escucharé sin cansancio recitar en búlgaro

como miraré montañas durante horas,

o nubes.

Señales valen palabras,

palabras valen cosas,

cosas no valen nada.

Entender es un rapto,

igual que no entender.

Mi madre muriendo,

no faltó a mi llanto este arco iris:

el luto va bien con mi pelo claro.

Granito, lápida, crëpe,

¿son cosas bellas o palabras bellas?

Mármol, sol, lejía.

Entender me secuestra de palabra y de cosa,

arroja mi corazón de la poesía.

Por eso escribo poemas

para velar lo que amenaza mi debilidad mortal.

Me rehúso a creer que los hombres inventaron las lenguas,

es el Espíritu quien me impele,

quiere ser adorado

y sopla en mi oído este himno litúrgico:

baldes, escobas, deudas y miedo,

deseo de ver a Jonathan y ser condenada al infierno.

No construí las pirámides. Soy Dios.

 

EN PORTUGUÉS


Araña, corcho, perla

y cuatro más que no digo

son palabras perfectas.

Morir es insuperable.

Dios no tiene ningún peso.

Mariposa es asopiram,

un jabón hirviendo en la olla.

Ojalá estas rarezas

sean psicologismos,

desviaciones debidas

al pecado original.

Palabras, las querría antes como cosas.

Mi cabeza se cansa

en este discurso infeliz.

Jonathan me dijo:

 “¿Ya tomaste tu yogur?”

¡Qué dulzura me cubrió, qué consuelo!

Las lenguas son imperfectas

 para que los poemas existan

y yo pregunte de dónde vienen

los insectos alados y este afecto,

tu brazo rozando el mío

 

POEMA COMENZADO DESDE EL FIN


Un cuerpo quiere otro cuerpo.

Un alma quiere otra alma y su cuerpo.

Este exceso de realidad me confunde.

Jonathan diciendo:

parece que estoy en una película.

Si le dijera eres un estúpido el diría que sí.

Si él dijera vamos juntos al infierno a pasear

yo iría.

Las casas bajas, las personas pobres

y el sol de la tarde,

imaginen lo que era el sol de la tarde

sobre nuestra fragilidad.

Venía con Jonathan

por la calle más torcida de la ciudad.

El camino del Cielo.


(Fuente: La Parada Poética)

 

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