El ladrido de un perro...
entre las nubes, al atardecer. Los charcos que el colegial ve chispear
en las palabras, en el porvenir de su vida, cuando empuja
su rígida pluma en el enmarañamiento del dictado demasiado rápido.
Y cualquier rama frente al cielo, a causa de los ensanchamientos
y los estrechamientos de su volumen. Lo invisible que ahí
borbotea, como el hontanar en el deshielo, violento. Y las bayas rojas, entre las hojas.
Y la luz, a la vuelta; la llama en que todo comienza y todo concluye.
(Fuente: Asamblea de palabras)
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