Poema para ser leído en agosto
El pueblo es una latencia,
una latencia palpitante,
una raíz, que en cualquier momento
hace una planta, un gran árbol
o una enredadera
vigorosa, medular, indetenible;
y ahí están
tu abuelo, tu antepasado pobre
(al que le faltaban siempre 5),
y ahí están
mi viejo y tu viejo, sacudidos,
y los negritos, los trigueñitos,
los azulitos, y los que se
despertaron tarde
y los que cruzaron la calle,
en plena lluvia, con un diario
abierto en la cabeza,
les guste, queridos, o no les guste,
mientras el mundo sea mundo,
el pan siga siendo pan,
y el madrugador sol nos toque
cada día la cabeza.
Buenos Aires, 24 de marzo de 2019
(Fuente: Poesía y política)
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