Aldea ancestral
bajo un cielo perlado en fuego
en todos los rostros el aceite de la fatiga
(En verdad que eres tierra de petróleo y sol)
Y buscábamos en el terreno quemado
huellas distintas de las cenizas de árbol
tú que rico fuiste en contadores de leyendas
te queda una cigarra que recita
con su voz monocorde
el himno al sol del mediodía
en una corteza de eucalipto
y algunos cuervos encorbatados
describiendo en lo alto las líneas
de un destino en espiral
He aquí la calma de la noche
hasta las raíces de los cabellos
el árbol repliega su sombrilla
y este perro de sol poniente
alza aún contra la noche
su hocico ensangrentado
la memoria nos abre sus pliegues
nos cruzamos con nuestros muertos en los sueños
todo vuelve a correr hacia el alba
el gallo lanza un grito
y huye el genio de la noche
llevándose bajo el brazo a la vía láctea
como un saco de frutas.
(Fuente: Asamblea de palabras)
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