El largo día del hambre
un día de ausencia
un día cuchara enmohecida
un gran payaso triste volteando su tristeza
en un sartén inmenso
pero no interminable.
hace pocos minutos
acumulados en todos los rincones
que este gran día hueso,
día pelambre, hueco silenciado,
día palabra hinchada y abolida,
día humano y tristísimo
que a pesar de la yerba
y del amor flagrante
transita risa y seco
flaco como el final del hambre alimentada.
hace muchos minutos
–ignorados
por la continuidad del agua y la candela
acumulados
como hormigas remotas en axilas jadeantes
anclados en la frente de la arruga–
que los panes alegres se entristecen
con las manos ganadas con su sudor de tierra.
este gran día siempre,
acorralante acorralado
con su final marcado con un nunca futuro
cuando todas las muelas al fin serán usadas;
marcado en su trayecto de caracol voraz
por la paloma acuchillada
y el tigre acuchillado
y el hombre y la paloma
y la tierra y el pan acuchillados;
para un final redondo y expandido
para un día palabra con flores en las tildes
día de sudor distinto y corregido,
cuchara reluciente,
ala correcta y tierra reposada.
(Fuente: Asamblea de palabras)
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