jueves, 14 de septiembre de 2017

Hugo Padeletti (Santa Fé, Argentina, 1928 - 2018)


DEMETRIUS ON STYLE



Es la seda o la vida. La crisálida
muerta, la abolida
mariposa
son residuo. El poema
es otra cosa. Es,
de pronto,
su propia mariposa.
Lo primero es la hebra. Lo que sigue
-acogido o cambiado,
reducido, realzado, dividido,
en eco o en contraste-
depende. Largamente
se rehace. Si vive,
sobrevive.
Suele ser caprichosa
la punta, una ocurrencia
casual:
el vuelo de una mosca, los humores
del mar, un pensamiento
de Marco Aurelio. Acaso,
jubiloso, un monumento
de retamas en flor -la inteligencia
de su ahora amarillo.
Y basta. Lo segundo
es saber detenerse. La homilía,
el despliegue previsto, lo rotundo
simétrico
es coturno. El que escucha
se adelanta. Los puentes
discontinuos,
al revés,
valorizan el salto.
Diría, pese a Horacio,
a tal cuerpo otros miembros:
delfines en los bosques, jabalíes
en el mar e imprevistos
de púrpura. El poema
respira por sorpresa. Cada pausa
lo deja renacer,
le incorpora silencio -ciertas islas
son el agua.
Demetrio
definía el estilo
que me gusta
como árido. Estilo
de semillas, diría,
fertilizante:
MULTA PAUCIS
Las órdenes son cortas, los lamentos
son largos, las semillas
son árboles.
Volvamos
a las orlas de púrpura, a las astas
de ante, el engastado
de granates. ¿Son gratuitos?
El lugar del poema
es la atención, el foco. Donde nace
allí renace. Halos
de oro, campos
de gules, lemas
morales –el botín de la urraca–
son anzuelos.
Son redes, estas rutas
cifradas
cuyo anverso es el tapiz.
Del país de la seda sinuosas caravanas
trajeron esta muestra
donde duermen dragones.

 

En Poemas (1960 - 1980)






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