5 poemas de Variaciones Fabre (inédito),
I
Yo vi, o más bien me pareció ver, algo.
¿Es esto una ilusión de mis deseos? ¿Es un pedazo de pelusa que diáfano
sólo tiene que agitar la respiración? Esto no es una ilusión,
esto no es un pedazo de pelusa, pero ver es más bien una
visión! ¡Ah! Cuándo. ¿Y qué desconcertados
lazos! Se ve como un helminto microscópico surgido a través de la piel
de su huésped. Confío poco en el valor de mi hallazgo,
estoy confundido como su aspecto. No transvaso
materia en un pequeño tubo de vidrio. Oigo
larvas problemáticas y sus movimientos
en la superficie. ¿Si era él? ¿Quién sabe?
Cada uno se encuentra en un tubo de cristal. El animálculo
es tan microscópico, se combina tan bien con su
anfitrión, en el pliegue inferior de la piel me oculta. Después
de haber seguido el día anterior con una lupa, a veces me detengo
en encontrarlo al día siguiente. Creo que me pierdo, cabizbajo
bajo el peso de la larva me invierto de nuevo, nada
estaba tan cerca. Entonces él se mueve, y lo veo.
La curiosidad nos hace crueles. Y nada, nada. Qué tenía,
para perseverar. Qué tenía, si así me fue llevando.
El desierto es mi Mantis (mi religue).
Acá las huellas no han dejado ancestros a su paso. Por lo contrario,
sintonizamos el mismo cuadro expuesto a los embragues múltiples,
aunque en su contenido larve ración apenas suficiente.
No veo la parte más débil, incluso
en algunos nidos la línea de unión de la cópula
deja una abertura suficiente para que los sitiadores acundan
como menús a un cabello. La lupa está todavía lejos de
reconocer de tal manera los nidos
ocupados por el Ántrax.
II
La forma larga de la transición. El huevo
es depositado por la madre en la zona del nudo,
el barro de una célula adecuada está aún bastante lejos
de alimentar a las larvas, que protege una pared gruesa:
este es el recién nacido, el acceso a la comida,
por un paciente desliz a través de un laberinto de grietas y humedales,
abandonando todo de nuevo. Trabajodificultoso,duro,(incluso para él,
lo desataron como una construcción compacta). Sin defectos
de construcción, las grietas efectantiempo, a través dehomogeneidad.
III
Empezamos en mi habitación, delante de un negro
borde. Después de unas cuantas noches, prologados
en los relojes de la noche, me vienen tantos hieroglyphics,
con más frecuencia que la realidad.
Y así se procede, con nuestras posiciones reversadas.
Socavar la roca dura, se desmigaja el pensamiento
al penetrar. Mi compañero escucha, sugiere objeciones,
plantea dificultades que tratamos de resolver al unísono.
Las dos palancas combinadas, insertadas en la masa rocosa. Las abscisas
ordenadas con mucha claridad. Yo me atrevo a tomar la tiza en mano,
para tomar el timón de nuestro barco algebraico.
Exponemos el texto al sonido de los arrecifes
hasta que la luz del día viene y nos lleva al naufragio
de la solución.
Poco a poco se rompe el alba, y la neblina es doble,
porque ve dos veces más de lo que hace que los demás vean.
Es así como se pasa la mitad de la noche, en horas deliciosas.
Dejamos cuando el sueño comienza a pesar demasiado en
nuestros párpados y mi compañero se duerme, por descuido,
en el momento del cambio de escena que habíamos evocado.
Él me confiesa que duerme a pierna suelta.
Esta ventaja no poseo. No es
en mí el poder para pasar la esponja sobre mi pobre
cerebro como sobre una red de ideas y las formas remanentes
se mantienen como una telaraña en la que el reposo se retuerce,
incapaz de encontrar un
equilibrio.
Cuando el sueño se logra no es sino un estado de somnolencia
una suspensión de la actividad de la
mente, que en realidad mantiene y acelera más
que despierta. Durante el vértigo de este letargo en
que la noche todavía no se ha cerrado en el cerebro,
un faro brillante, luces de bengala en mi cerebro. Entonces
salto de la cama. Al igual que los relámpagos, los destellos
desaparecen tan rápido como aparecen.
¿De dónde vienen? Probablemente de un
hábito que he adquirido muy pronto en la vida:
tener comida siempre para mi mente, para derramar
el aceite que siempre falla constantemente en los manteles, en los trapos.
IV
Durante dos o tres semanas, cada vez más
arrugada por la abstinencia, soy la pequeña araña que nunca
relaja su postura. Luego viene la escotilla y
se extiendenun poco los hilosen su apogeo
como las curvas tensadas de rama en rama entre nosotros.
La pequeña cuerda oscila por algunos días en
el sol y luego se dispersa, y cada uno queda absorto
en su propia trampa.
V
Manchas pálidas con una línea en el borde. La cabeza
y el tórax son una ceniza azul. La prénsil
inspiración de los insectos, que ven en lo invisible y se absorben
en lo desconocido:
Si esta es la experiencia, es incomprensible.
(Fuente: Vallejo & Co.)
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