EL IGNORANTE
Cuanto más envejezco más crezco en ignorancia,
cuanto más he vivido, menos poseo y menos reino.
Todo lo que tengo es un espacio alternativamente
¿Dónde está el dador, el guía, el guardián?
Permanezco en mi cuarto y de momento me callo
(el silencio, como un sirviente, viene a poner un poco de
[orden),
y espero a que las mentiras se aparten una a una:
¿qué queda? ¿Qué le queda a quien muere
que le impide morir? ¿Qué fuerza
le hace hablar aún entre sus cuatro paredes?
¿Podría saberlo yo, el ignorante, el inquieto?
Pero en verdad lo oigo hablar, y su palabra,
aunque difusa, penetra con el día:
"Como el fuego, el amor no establece su claridad
sino en el error y la belleza de los bosques en cenizas..."
.....
por Rafael-José Díaz
(Gracias, Marcelo Leites)
(Fuente: Daniel Freidemberg)
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