COMENSAL
Arrimado a la esquina de la mesa,
y al cristalino son de mi cubierto,
quisiera seguir siendo el mismo Alberto
¡Qué dorada la carne me embelesa
volviéndome de sueño! ¿Estoy despierto?
Pero en mi silla permanezco cierto,
varón real que de comer no cesa.
Fluyó la vida en mí causando agravios
y en amigos antiguos y leales
que me dan la verdad no por ser sabios,
sino por sus arrugas y señales
de que el Tiempo no pasa por sus labios
sin comerse a sus propios comensales.
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en "Ganymedes", n.º 6, 1980.
(Fuente: Jonio González)
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