martes, 26 de febrero de 2019

Mitko Gogov (Macedonia, 1983)




Las siluetas rotas.




[solo una breve oración]


cuando estás en silencio es cuando más hablas
cuando sueñas es cuando más observas
los elefantes y su orquesta se despiertan en ti
por primera vez los cazadores tienen miedo
del propio sonido de la victoria.
mira en tu interior mientras intentes no pisar la hierba.
en la habitación huelen todas las noches
que no logramos crear. las estrellas se quedaron dormidas esperando
en el suelo. en los sucios azulejos están aún las huellas,
la insignificancia se esconde como una sombrа entre los resquicios.
nos iremos sin habernos enfadado con
las flores, ni con el baile que transformó el violeta en amarillo.
en el ventilador de la noche dejamos caer una oración más:
un polvo mental
que en el cosmos representa el sueño más triste.



Pasando el relevo poético


(la alarma para la supervivencia de la humanidad está activada)
la sirena del miedo terrorífico
de las torres de vigilancia del subconsciente
da el toque de queda.
el cerebro se convulsiona, se encoge el estómago:
la comunicación poco a poco se va desvaneciendo.
bajo el puente de las expectativas,
como si unos mendigos cosidos a parches en el universo
con gratitud cantaran himnos de rebelión.
las cuerdas vocales de las intrépidas personas
sin huesos retumban de dolor
no existe porra más fuerte que la última
lágrima echada por la vida de los nocturnos fugitivos del hogar.
los tiranos, estos profanos jinetes de la muerte,
estos secuestradores terrenales de la visión
de la salvación del espíritu,
en lugar de apoyar el salto angelical
para poder ver así las alas que apuntan a los cielos,
con un látigo destruyen la médula ardiente del siglo
los pensamientos, aquellos frágiles eslabones,
que poco a poco se van separando
del cuerpo de la conciencia,
se golpean contra las rejas
como pájaros encerrados. no vuelan, sufren.
En un agujero seco enterramos,
sin semillas,
sin agua,
todos los males, los pecados.
no hay lluvia, ni siquiera una inundación que pueda
barrer la insolente huella inhumana.
¿cuántas veces más seguiremos legitimando
el horror de este nuestro mundo?



Legitimando el horror


en los sillones están sentadas las siluetas rotas
de los esclavos del abismo:
un público enmudecido con número de serie.
cada nuevo paso en la vida amarga lo saludan con un aplauso.
el día a día pincha por todas partes.
transformado en un cactus afilado
que mantiene todas sus agujas venenosas
apuntando hacia nosotros.
en un trance caótico la gente se arroja
con sus negativas peculiaridades.
de cualquier acto malicioso
se enorgullecen,
lo glorifican.
si hubiera que concederle una orden a este tiempo,
ésta sería seguramente la orden de la autodestrucción.



DRAGÓN Y LUZ


Viejos dragones transitando,
nuevas estrellas naciendo

Las almas levitan
entre los sonidos de la atemporalidad.
En nuestros cuerpos se esconde un universo
preparado para dar vida
a la luz.

Instantes de un silencioso derrame de tranquilidad,
los manantiales se van llenando de nuevos sueños.
En la mente germinan nuevos horizontes,

un polvo de cristal de alas
está jugando con la humanidad.



:anatomía del calor


porque los códigos están mezclados,
porque el verdadero pensamiento es
sustituido por alguno aparentemente
importante.
Porque somos patriotas generados
por la historia no escrita.

Es por ello porque somos polvo insignificante,
una moribunda estrella olvidada:

el deseo maya de renacer.

En algún lugar por la amplitud de las arterias
jugamos a calentarnos:
como los ladrillos y la lana de vidrio
en el hornillo.

Anatomía del calor.

Me veo identificado en cada poro
de los árboles,
el centro de mi hogar lo voy buscando
por los campos secos y agrietados.
Después creo de los terrones el sistema planetario,
el universo de ocultas aguas subterráneas

Mi Cosmos





Traducción, Marco Vidal González

(Fuente: Vallejo & Co.)

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