La separación
.
Debe haber una medianoche
la medianoche del mundo
y la de veinticuatro horas.
El tiempo y el espacio hilvanado
con la única estrella,
bajo la cual tan sólo
ha nacido la muerte.
El olor de la medianoche yace
en los oídos de los muertos,
en las narices de perros pasmados,
en el sinfín de la nieve
y en las medallas de porcelana
por las que se asoman los niños,
quietos al fin.
El sabor de la medianoche pegado
a la mano aquella.
Cuando la toqué sabía a hierro
bajo un soplo de frío.
Desde entonces huyo a media lengua,
desde entonces
balbuceo.
para los amantes —el mismo afán
que para los muertos
La alcoba del amor que sea velada
con terror a Dios
Prohibido el acceso a los niños
Para los amantes —fúnebres en la dicha
el mismo atuendo
Antes de que se tapien las puertas,
se atranque la tierra,
el satín más pesado sobre sus cuerpos
se corroerá.
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Stanisław Antoni Grochowiak fue un poeta polaco

(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)
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