martes, 21 de junio de 2016

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919 - 1990)


  Al conde de Lautrémont

 


Edgar Bayley (Foto Enrique Butti)









 
 
 
 
 
 
 
 
 
al que ha dejado abierta la mirada de seda del pulpo
el ojo saliente del sapo y el higo comedor de asnos
al que fue hasta el extremo de la sangre donde hierve la inocencia
y rescató la bujía del sueño y la cuerda tensa de la libertad
un cielo de cabellos mojados
una noche de alabastro
un buey rojo de alas batientes
un arriate de leña y carbón
una marsopa ocular
una ciudad resucitada
al que ha dejado abierta la herida del vampiro aullante
las garras y los órganos chupadores
los reinos flemáticos  del viejo océano
las quijadas del tiburón y las entrañas acuosas de la raya
un granero con todos los nombres del mundo a la luz de la luna
una caracola de inocencia
un encanto lúcido después de la fiebre
unas pupilas de sol naciente
un golpe de tambor al extremo del punzante mal
al que ha dejado abierta la larga cicatriz sulfurosa
la boca cuadrada de baba oscilante
la lámpara sumergida con alas de ángel
el vientre de la araña de donde emergen dos adolescentes vestidos de azul
un estallido de naipes
un lecho de ondas claras en todas las direcciones
un puerto sin solapas para abordar ensueños
un alfabeto de puertas
una llama de ojos azules
al que ha dejado abierta la esperanza vencida renaciente
la sorda ciénaga la inmensa equimosis sobre el cuerpo de  la tierra
y la crueldad recorriendo como un cometa aterrador el espacio sanguinolento
un trompo ardiente que flota en el lago a medianoche
un domador que avanza con su ojo de humo
un rosario de espejismos en una caja fuerte
un verano sin fronteras que aniquila a los guardianes
la tea de los jueves que abre todas las puertas
al que sostuvieron los vientos los arrebatos de cólera y las enfermedades del orgullo
la gota de esperma y la gota de sangre
que corren lentamente a lo largo de las secas arrugas
y el pedestal de gigantes acuáticos en el vientre vacío
un cielo en pie que almacena nuestras memorias
el amor oculto a  la vera del camino
un atardecer un rastro de plumas y de hocicos
una infancia rescatada liberada extendida como una risa  un zumbido un arco una espuma
un fruto un cráter un nido una aurora una rama en la constelación de nuestro sueño
porque al fin
LAETERNIDAD QUE BRAMA COMO UN MAR DISTANTE SE APROXIMA A GRANDES PASOS                        



Edgar Bayley  (Edgar Maldonado) Buenos Aires, 1919-1990 . Poeta, traductor y ensayista.
 
 
(Fuente: Alpialdelapalabra)

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