Fuente romana
Dos pilas, una asciende a la otra
de un borde circular de antiguo mármol,
de la de arriba el agua cae callada
al agua que debajo está esperando,
en callada respuesta a la que calla,
y en confidencia, como quien ahueca
una mano, le muestra el cielo atrás
de lo verde y lo oscuro, como algo
desconocido; que en el cuenco hermoso
se extiende en calma, sin nostalgia, círculo
tras círculo y, a veces, en su ensueño,
rebalsa gota a gota sobre el musgo
hasta el último espejo que, callado,
hace reír a su pila desbordándose.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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