dos materiales
En
versión expandida la casa es otra. Aparecen personas desconocidas, no
extrañas, entre muros translúcidos. Incluye otras habitaciones,
asentamientos, y es la misma. Se amplía en direcciones inesperadas a
territorios lejanos. Hay más personas de las que puede cobijar, aunque
su estancia y tránsito es parte de su sentido. Lo que se desconoce deja
de desaparecer en su aire. La sensación de frío o de calor es
perceptible, independiente de la temperatura de las estancias y el
entorno. No se satura en condiciones extremas, limites que se evanecen y
transforman en elementos de su condición. Se construye a sí misma con
los materiales del visitante permanente, a expensas de lo que éste no
puede ocultar. En su visión acotada, la casa está a ritmo de galope
libre.
~
Sólo
humanos permiten que una a una y cientos de personas se ahoguen en el
mar, sólo humanos arrojan personas, vivas o muertas, con un peso para
que se pierdan en el mar, sólo humanos envían a decenas de personas a
morir en las nieves de la montaña. Lo humano esté clausurado por el
significado de lo humano. No importa cuántas veces una operación se
aplique al cuerpo, pues no hay forma de escapar de lo humano, de salirse
de lo humano. Se es víctima de una ilusión desgarradora. Todo otro
animal no hace esas operaciones en otros animales, ni busca en el
lenguaje una opción que lo olvide. Lo que el humano llama inhumano,
sigue estando perfectamente acomodado dentro de él. Una a una y cientos
de personas se ahogan en el mar, son arrojadas, vivas o muertas, con un
peso para que se pierdan en el mar, enviadas a morir en las nieves de la
montaña.
***
(Fuente: La comparecencia infinita)
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