sábado, 1 de julio de 2023

Edith Södergran (Rusia, 1892 - 1923)

 

A cien años de la muerte de

Edtih Södergran

 

 

DE “POEMAS” (1916)

 

YO

 

Soy extranjera en esta tierra

hundida bajo el mar opresivo,

el sol penetra en ella con serpenteantes atisbos

y el aire pasa entre mis manos.

Me dijeron que he nacido encarcelada,

y aquí no veo rostro conocido.

¿Era yo piedra que se tira al fondo?,

¿era yo fruto que rompe la rama?

Yazgo al acecho al pie del árbol susurrante,

¿cómo me subiré por el tronco resbaladizo?

Allá arriba me esperan las copas oscilantes

donde podré sentarme a otear

el humo de las chimeneas de mi tierra.

 

 

VIERGE MODERNE

 

No soy una mujer, soy un ser neutro.

Niño, paje, audaz decisión,

riente rayo de un sol escarlata…

Red soy para peces glotones,

Cuenco total de honor femenino,

Tránsito de azar y caída,

libre salto hacia el yo…

Soy un susurrar de sangre en la oreja del hombre,

fiebre del alma, rechazo y ansia de la carne,

cimbel de entrada a un nuevo paraíso,

llama osada y buscadora,

agua, honda y sin miedo, alta hasta la rodilla,

fuego soy y agua, en franca y abierta colusión…

 

 

NUBES ERRANTES

 

Errantes nubes asidas a la ladera escarpada del monte,

siguen, horas y horas, en silenciosa espera:

las dispersará una ráfaga de viento sobre la llanura,

acabarán, el sol alto, sobre cimas nevadas.

Errantes nubes, interponen en la ruta del sol

crespones cotidianos, pesadamente colgantes,

mientras en lo hondo del valle arrastra sus pies la vida

y las notas de un piano cantan en una ventana abierta.

La alfombra abigarrada del valle se recompone suave, espaciadamente,

la nieve eterna, firme azúcar en las cumbres…

En lo hondo del valle crece lento el invierno.

Los gigantes sonríen.

 

 

DE “LIRA SEPTEMBRINA” (1918)

 

EL TRIUNFO DE SER…

 

¿Qué temo yo? Soy parte de la infinitud.

Parte soy de la gran fuerza del todo,

un mundo solitario dentro de millones de mundos,

una estrella de primera magnitud, la última en extinguirse.

¡Triunfo de vivir, triunfo de respirar, triunfo de ser!

Triunfo de sentir el tiempo, frío como el hielo, discurriendo por mis venas,

y de oír el silencioso río de la noche,

de erguirme sobre la montaña bajo el sol.

Tiempo gran transformador, gran destructor, tiempo: mago,

¿vienes acaso con nuevas intrigas, con mil astucias, para ofrecerme la existencia

como un poco de simiente, como una serpiente enroscada,

como un peñasco en medio del mar?

¡Tiempo: asesino, aléjate de mí!

El sol me llena el pecho de dulce miel hasta el mismo borde,

y me dice: las estrellas acabarán apagándose, pero siempre lucen sin miedo.

(1916)

 

 

ANTE LA TUMBA DE NIETZSCHE

 

El gran cazador ha muerto…

Y yo cubro su tumba con cálidas cortinas de flores…

Besando la fría losa, digo así:

He aquí a tu primera hija con lágrimas de alegría.

Burlona me siento sobre tu tumba

como un ultraje…, más bella en tus propios sueños.

¿Extraño padre,

cuyos hijos no te olvidan!,

pisan la tierra a paso de dioses,

frotándose los ojos: ¿dónde estoy yo?

No, en serio…, éste es mi sitio,

Ésta es la tumba decaída de mi padre…

Dioses guardad eternamente este lugar.

(Septiembre, 1918)

 

 

ORFEO

 

Transformo serpientes en ángeles.

¿Levantad la cabeza!, ¡erguíos sobre la cola!

Un segundo más… y ninguna silba.

Yacen embelesadas a mis pies,

presas de ensueños, besan el borde de mi túnica.

Acaricio la lira. Sopla viento sobre la tierra,

suave, solemnemente, entre lágrimas

besando en la boca las estatuas marmóreas, sin vida, de la belleza

para que se abran los ojos.

Soy Orfeo. Canto como me place

y todo se me perdona.

Tigres, panteras, pumas me siguen

hasta mi roca lisa del bosque.

 

“SOMBRA DEL FUTURO” (1920)

 

PODER

 

Yo soy la fuerza que ordena. ¿Dónde están los que han de seguirme?

Incluso los más grandes llevan su escudo como soñadores.

¿No hay nadie que lea en mis ojos la fuerza del éxtasis?

¿No hay nadie que comprenda las leves palabras que digo en voz baja a los más cercanos?

Yo no obedezco leyes. Soy mi propia ley.

Me apodero de las cosas.

 

Traducción de JESÚS PARDO

Antología Poética. Barcelona. Visor. 1992. Págs. 33, 28, 48, 79, 82, 84.

 

(Fuente: La Mecánica Celeste)

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