No me puedo olvidar de la mujer en el espejo
Al revés, dada vuelta en el crepúsculo, esa
mujer en cuatro patas, la cabeza
que cuelga, transpirada, las ancas
magras, esa zona a oscuras, los flancos
y la cola angostos, pálidos, como si fuera un ciervo,
de pechos derramándose en picada al centro de la tierra,
cuando yo me movía de un lado al otro también se
movían ellos, estaba tan oscuro
que no alcanzaba a ver si eran dorados,
color ciruela o rosa. No me puedo olvidar
de cómo iba hacia él dada vuelta en el espejo
como una mosca sobre el cielorraso, la cabeza colgando,
la lengua larga, oscura, como un oso hormiguero
en pos del cuerpo de él, era tan claramente un
animal, era una india que gateaba
silenciosa y desnuda, y cuando la miré
me clavó la mirada, los ojos tan oscuros que decían
yo soy de acá, esto es mío, es la vida que vine
a vivir a este planeta.
Versión de Ezequiel Zaidenwerg
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