TRANSNISTRIA
TRANSNISTRIA
A la memoria de la abuela Raquel Vaisman
I
Conchas de papa para el desayuno
dos tíos muertos para el almuerzo
y oscuridad, mucha oscuridad para la cena
II
Sin casa
ni vida
el abuelo cavó un enorme hueco en el suelo para protegernos de la intemperie y dijo
vamos a dormir hasta que termine la guerra
mientras un tío muerto cavó una enorme tumba en las nubes por si el destino era aciago y dijo
vamos a dormir hasta que termine la guerra.
Papá solía levitar entre Europa y América con su ajedrez lleno de presagios y su gambito indescifrable y nos decía,
vamos a dormir hasta que termine la guerra.
Mamá cocinaba una sopa para los vivos y los muertos y guardaba en su mesa de noche los lentes de la abuela Raquel y una fotografía de mi hermana Silvia y nos decía
vamos a dormir hasta que termine la guerra.
Los acreedores llegaban puntualmente (debían mucho)
el acreedor del aire nos dejó asfixiados
el acreedor de luz nos dejó en tinieblas
el acreedor del hospital nos dejó enfermos en la calle
el acreedor de vida nos dijo que teníamos varios giros vencidos que si no creímos
en dios que por lo menos nunca dudáramos de nuestras deudas.
El abuelo Isaac todos los días se olvidaba de la muerte y resucitaba a la abuela
Brane y se sentaba en un café a esperar a los espectros de sus amigos muertos y nos decía
vamos a dormir hasta que termine la guerra.
La abuela Raquel siempre acunaba a los tíos muertos, mientras preparaba una sopa para indigentes pero los tíos nunca pudieron probar la sopa de la abuela porque los muertos de hambre suelen ausentarse y pierden el apetito y siempre nos dicen
Vamos a dormir hasta que termine la guerra.
(Fuente: La Parada Poética)
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