Las oraciones de los marineros
Los marineros japoneses, antes de dormir,
encuentran un rincón de la proa donde no van otros
frente a un Buda amarillo que tiene la cabeza inclinada.
Vistiendo camisones largos hasta los pies,
masticando arroz los chinos, chicos pálido-amarillos,
pronuncian con voz aguda las oraciones
observando una pagoda de cobre que humea.
Los culies con su aspecto tonto y pesado
están agachados, y abrazan sus rodillas, mirando siempre hacia abajo.
Los árabes mecen rítmicamente el cuerpo,
murmurando maldiciones contra la muerte.
Los europeos con sus manos abiertas,
en éxtasis, rezan llenos de súplicas
y cantan en voz baja, salmos católicos,
que aprendieron cuando eran chicos e iban a la iglesia.
Y los griegos, con el aspecto atormentado,
por costumbre hacen, antes de acostarse, el signo de la cruz
y empezando con voz baja "Padre nuestro ... "
santiguan, también, su larga y sucia almohada.
(Fuente: La Parada Poética)
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