martes, 10 de enero de 2023

Charles Simic (Belgrado, 1938 - EEUU, 2023)

 

“Acerca de los sueños”

 

 

 

 

Descansa durante el día para que puedas dormir bien durante la noche.

Sabiduría ancestral

Hubo periodos en mi vida en los que no podía recordar ni un solo sueño. Vivía avergonzado, tratando de imaginar lo que sería soñar. Otras veces me topaba cada noche con un distinto elenco de personajes vestidos como asistentes a un funeral. Había más fenómenos en mis sueños que en todas las ferias y circos del mundo. Actuaba en muchas tragedias y cortos pornográficos. Los escenarios y la iluminación eran los de una película expresionista alemana de los años veinte. Había muchas sombras y ominosos peligros acechaban. En mis sueñas el cielo siempre estaba nublado. Me encontraba en una ciudad vagamente familiar en la que, por alguna razón, no podía dar respiro a mis terrores. Todo el mundo debe haber caminado con zapatos acojinados, porque nunca se escuchaba ningún sonido.

Soñé que estaba en una escuela para insomnes en la que estudiaba con ahínco sentado en el último pupitre de un salón vacío.

Soñé con una paleta que tenía la forma de un cráneo.

Soñé que mi padre recolectaba flores silvestres arrodillado.

Una vez acepté que me disparase un cañón.

Todos aquellos a quienes veía parecían más jóvenes, incluso los muertos.

Soñé que una mujer me sacaba la cartera y que esa mujer era Veronica Lake.

Soñé con el silencio del desierto del Sahara.

¿Se han realizado investigaciones sobre la desdichada soledad de quien sueña?

A la bestia le gusta que le mientan.

La noche del 7 de febrero de 1959 soñé que era el secretario de Stalin. Caminaba con semblante de adoración, terriblemente atemorizado y avergonzado de mí al mismo tiempo.

Soñé con un mono que sostenía un rosario.

Soñé que le ladraba a un perro.

Cosas de cuentos de hadas… como comer sopa con un alfiler.

Era como verme a mí mismo a través de unos lentes oscuros en una noche lluviosa.

Soñé que estaba desnudo con M. en un atestado andén del metro y que ella quería que le hiciera el amor.

Una y otra vez me hallaba inexplicablemente en el mismo hotel de la costa abrazando las caderas y el sexo húmedo de una mujer cuyo rostro no podía ver.

Un monasterio chino en la niebla -¿qué demonios hacía yo allí?

¿Estas escenas correspondían a mi vida futura o eran la consecuencia de comer una enorme pizza de pepperoni a la hora de dormir?

¿La verdad es aquello que puede comunicarse, o aquello que no cabe esperar que alguna vez sea comunicado?

¡Sueños, son ustedes tan tontos y tan incomprensibles como la Historia!

Mi felicidad estaba a la vuelta de la esquina al igual que mi muerte.

Caía de edificios en repetidas ocasiones. Trataba de aletear apuradamente o de sostenerme a mí mismo asiéndome de las orejas, pero no servía de nada.

¡Y jamás he visto la luna en sueños!

1996

Texto incluido en El Flautista en el pozo. Ensayos escogidos 1972 – 2003 de Charles Simic, quien acaba de fallecer este infausto 9 de enero de 2023.



(Fuente: El hombre aproximativo)

 

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