“Toda necesidad se calma y todo
vicio crece con la satisfacción”
Amiel
No hace falta la sed para beber,
ni el deber, la voluntad, ni el hábito.
Ni siquiera el deseo.
Sin deseo no hay vicio
Sin ansia no hay pasión
(Sin pasión no hay arte ni hay exceso)
Los excesos son propios de naturalezas
débiles (en el débil, hasta un deseo
débil
puede precipitar en el exceso)
Quien conoce sus debilidades
toma precauciones: toma
distancia
de su propio deseo que lo excede.
Hay que separar, saber separar a
tiempo,
el deseo de la necesidad, el hábito
del vicio,
el vicio del placer...
Hay hábitos débiles y fuertes, como
deseos y pasiones.
(Fuertes y débiles solemos contraer)
Se bebe por debilidad, ó para superar
un estado
de debilidad, ó para olvidar que se es
débil...
No hace falta la sed para beber,
(la sed no es más que un signo vital,
como el deseo
-no hay deseo puro, la pureza no es
algo deseable;
desear no purifica, como tampoco
suprimir todo deseo)
No es necesaria la sed,
ni siquiera el deseo.
Epícuro, como Platón, clasificaba los
deseos
en tres especies:
-Los deseos naturales y necesarios
-Los no naturales y necesarios
-Los que no son naturales ni necesarios
(Estos últimos, ocioso es señalarlo,
serían propios
de naturalezas superiores y de dioses)
No hay comentarios:
Publicar un comentario