AUTOFICCIÓN
/.../ cuanto más cerca de uno mismo se habla / más maliciosas e indóciles se vuelven las palabras / / lo mejor es dar varios rodeos y dejarlas que se confíen / amagar / hacernos los remolones / que parezca que estamos tratando de cualquier fruslería que ni nos afecta ni nos incumbe / / hay que tomarlas por sorpresa / no fiarse nunca de sus aparentes facilidades / observar todas las precauciones / ¡enseña la patita por debajo de la puerta! / las palabras siempre están tramando algo / ellas tienen sus propios intereses / conspiran en reuniones clandestinas / asambleas que se celebran en nuestra mente pero a las que nosotros por regla general no estamos invitados / intercambian entre ellas mensajes cifrados / que ni siquiera sabemos interpretar cuando los interceptamos / aposta nos desorientan / se hacen las encontradizas / saben muchas historias de ausencia / juegan a los andenes simétricos para trenes contrarios / se espolvorean las garras con harina / conocen mil artimañas / dicen de más para que entendamos de menos / / el que habla / sobre todo el que habla de sí mismo / delega o se ve desbordado / cede la iniciativa a una fuerza imprevisible / y toda confesión acaba convirtiéndose en un decir fallido / un canto coral de llamada y respuesta / en el que uno calla lo que quiere contar / y otro acaba soltando lo que preferiría haberse reservado / y ambos / en el mejor de los casos / solo aciertan cuando yerran / / la única forma de amordazar a ese parásito / de conseguir que nos dé un descanso el murmurador insolente que se nos ha colado dentro / es hablar por los codos / decirlo todo / matarlo con su propia bulimia / reventarle desde dentro las costuras / cortocircuitarlo anudando polos opuestos / / es preciso rastrear sus pasos hasta el túnel de sueño donde el idioma madura las semillas / delimitar sobre el terreno los bordes pálidos de la fiebre / / debemos seguir el rastro de las palabras / descubrir sus abrevaderos / documentar los rituales de cortejo / acechar en las umbrías que prefieren para los apareamientos / aunar la paciencia del ojeador con la perseverancia del rastreador / / hay que moverse rápido / no salpicar / no hundir el remo /.../
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(MELTEMI + Tomas falsas, Ay del seis, Madrid, 1917
Prólogo. Eduardo Espina. Epílogo: Vicente Luis Mora)
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