HAN-SHAN: UN POETA-FANTASMA DE LA DINASTÍA T'ANG
1
Mi corazón* es la luna de otoño
clara y blanca en un estanque verde.
No, ninguna otra cosa es así.
¿Cómo puedo hacerte entender?
[* "Las palabras "corazón" y "mente" son lo mismo en chi-
no, pero dado que en China se supone que uno piensa con
el corazón, he optado por usar este término." T. Barnstone
y Chou-ping.]
2
El cielo está interminablemente alto.
La tierra tan gruesa que no tiene polos,
y en el medio viven criaturas
sostenidas por la fuerza del Hacedor,
luchando cabeza a cabeza por la comida y el calor,
traman para comerse unos a otros,
sin entender nunca causa o efecto,
bebés ciegos preguntando, "¿De qué color es la leche?"
3
Mi camino pasó por viejas tumbas,
las lágrimas y los suspiros idos hace rato.
Intestinos amarillos asoman de las hundidas sepulturas.
Ataúdes destrozados mostraban huesos blancos
y había urnas inclinadas.
No encontré ninguna horquilla cuando revolví las cenizas
pero el viento vino arremolinándose
y derramó un desastre de polvo en el aire.
4
Por ociosidad voy a visitar a un monje prominente
en la niebla de la montaña y en mil mil picos.
El mismo maestro señala el camino
y la luna cuelga su linterna para mí.
5
Cuando la gente se encuentra con Han Shan,
Todos dicen que él está loco.
Su apariencia no atrae la mirada,
y está envuelto en una toga de paño.
Él habla y ellos no entienden,
cuando ellos hablan él permanece callado.
Así que le dice a la gente,
"Vengan a visitarme a Cold Mountain."
6
Esta vida está perdida en el polvo.
Como bichos en un cuenco
todo el día andamos en círculos
incapaces de salir.
No somos nada parecidos a los inmortales.
Nuestras tribulaciones nunca terminan,
años y meses discurren como el agua
y en un instante somos hombres viejos.
7
Me observo a mí mismo en la corriente esmeralda del arroyo
o me siento en una roca junto a un acantilado.
Mi mente, una nube solitaria, se apoya sobre nada,
no necesita nada del mundo y de sus interminables eventos.
8
Hablar acerca de la comida no llenará tu estómago.
Hablar acerca de la ropa no te guardará del frío.
Para estar lleno, comé arroz.
Para mantenerte caliente, usá ropa.
Aquellos que no entienden
se quejan de lo difícil que es obtener ayuda de Buda.
Mirá dentro de tu corazón. Ahí es donde está Buda.
No lo busques afuera.
9
Los cerdos se comen la carne humana.
Los hombres se comen las tripas de los cerdos.
Los cerdos no se alteran por el hedor de los hombres.
Los hombres dicen que los cerdos huelen muy bien.
Los cerdos son arrojados al agua cuando mueren.
Se cavan agujeros para enterrar a los hombres muertos.
Si los dos no se comen el uno al otro,
brotarán flores de loto de la sopa hirviendo.
10
Durante treinta años desde mi nacimiento
he hecho caminatas de miles de millas,
he visto al pasto verde converger sobre un río
y al polvo rojo alzándose en las fronteras,
he buscado en vano a los inmortales y los elixires,
estudiando libros e historias.
Hoy he regresado a Cold Mountain.
Me recuesto en un arroyo, y me limpio los oídos.
Trad. Robert Rivas
Tony Barnstone and Chou-Ping. The Anchor Book of
Chinese Poetry. From Ancient to Centemporary, the Full
3000- Year Tradition. Anchor Books, 2005.
***
Ayer nomás hablábamos de Han-shan. En realidad, era Jo-
seph Stroud quien hablaba de él en más de un poema.
Y hoy nos encontramos al fin con el fantasma de ese poe-
ta chino de fines del VIII y comienzos del IX, como incó-
modamente nos lo presentan. Es una figura difícil de aprehen-
der. ¡Incluso hay muchos que niegan su existencia real! De
todos modos es el nombre que se le ha dado al autor putati-
vo de más de 300 poemas. En ellos se refiere el retiro a la
vida solitaria en las montañas llamadas Cold Mountain bus-
cando la iluminación en la naturaleza y en la vida cotidiana.
En China no se lo considera un poeta mayor -se le achaca
que su poesía es demasiado vernácula, repleta de buenas
ideas, pero escasa en pulido y elegancia. Ha tenido mucha
mejor suerte en Occidente, gracias a las versiones al inglés
de Gary Snyder, Red Pine, y especialmente Burton Watson,
que tradujo muchos de sus poemas.
Ahora le ha tocado a Han-shan -que como buen eremita, se
mantiene al margen de todo esto- que yo haga mi mejor inten-
to por retener la poesía de sus poemas en nuestro idioma. Di-
cen que no hay musa para los traductores y los filósofos. Que
estamos solos en esta tarea. Trasladar lo inefable de una len-
gua a otra. Increíble.
(Fuente: Idiomas Olvidados)
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