Los bares
Van Gogh los pintó en la espera de la noche
aunque con una luz más triste,
su emoción equivalía a un pájaro,
a una vieja recogiendo flores.
La ciudad nos obliga a estar con las manos
juntas a la espera de la noche.
Ellos, los bares,
cuando la noche llega,
dejan el hombre a solas
tal un relieve egipcio contra el muro.
Son como esas personas
que cuentan más por su recuerdo
que por ellas mismas,
secretan un pasado fértil de su inútil presencia.
Patriarcales, se apagan del interior
igual que los sueños.
Y después, cuando los bares se iluminan
la ciudad se queda sola como el campo.
(1963)
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