martes, 27 de agosto de 2013

Rodolfo Enrique Fogwill (Buenos Aires, 1941 - 2010)


Llamado por los malos poetas  (2002)

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.
 
Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.
 
Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.
 
(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).
 
Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.
 
A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.
 
Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.
 
No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.
 
Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.
 
Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.
 
Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.
 
Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)
 
Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...).
 
Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)
 
Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.
 
En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.
 
En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.
 
¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?
 
No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.
 
Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.
 
Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.
 
Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.
 
Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.
 
Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.
 
¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!

 



sábado, 24 de agosto de 2013

Poemas escogidos por V. Narioh


Anosmia perfectísima   (Jacobo Fijman)

Ni la rosa doliente
calentará la sangre no doliente.
Ya no tendrás olor de la rosa doliente
del vespertino olor el más doliente
con matutino olor el más doliente.

En vano la belleza de la rosa doliente
figurará su sombra sin el olor doliente.
En vano la belleza se elevará doliente
buscando los amores de la pasión doliente.
En vano la dinámica belleza de la flor doliente
buscará ser olor o ser el nombre de la pasión doliente.
El corazón,
el corazón ha muerto para la luz doliente,
para la luz de la pasión doliente.

                    18 de julio de 1957

Jacobo Fijman (Uriff, Besarabia, 1898-Buenos Aires, 1970), Romance del vértigo perfecto, Editorial Descierto, Buenos Aires, 2012

 

jueves, 22 de agosto de 2013

Poemas escogidos por Vicente Narioh:


El nadador    (Héctor Viel Temperley)

Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada.
Soy el hombre que quiere ser aguada
para beber tus lluvias
con la piel de su pecho.
Soy el nadador, Señor, bota sin pierna bajo el cielo
para tus lluvias mansas,
para tus fuertes lluvias,
para todas tus aguas.
Las aguas como lonjas de una piel infinita,
las aguas libres y la de los lagos,
que no son más que cielos arrastrados
por tus caídos ángeles.

Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada.
Tuyo es mi cuerpo, que hasta en las más bajas
aguas de los arroyos
se sostiene vibrante,
como en medio del aire.
Mi cuerpo que se hunde
en transparentes ríos
y va soltando en ellos
su aliento, lentamente,
dándoselo a aspirar
a la corriente.

Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada
hasta las lluvias
de su infancia,
que a las tardes crecían
entre sus piernas salpicadas
como alto y limpio pajonal que aislaba
las casonas
y desde sus paredes
celestes se ensanchaba.

Soy el nadador, Señor, el hombre que nada
por la memoria de las aguas
hasta donde su pecho
recuerda las pisadas,
como marcas de luz, de tus sandalias.

Y recuerda los días cuando el cielo
rodaba hasta los ríos como un viento
y hacía el agua tan azul que el hombre
entraba en ella y respiraba.
Soy el hombre que nada hasta los cielos
con sus largas miradas.

Soy el nadador, Señor, sólo el hombre que nada.
Gracias doy a tus aguas porque en ellas
mis brazos todavía
hacen ruido de alas.

sábado, 17 de agosto de 2013

Poemas de Remigio Remington


Ejercicio



Escribir sin pausa y sin sosiego
con ó sin causa
remedando el movimiento
cíclico del ciclista

Escribir no es necesario,
es más :    escribir es
(todo lo que es, es expresión,
todo lo que es, puede también
expresar más de lo que es)

Ser es emitir, se dijo a sí mismo
el hombre que habla solo (hablar
solo es una de las posibilidades que
ofrece el lenguaje hablado, tal vez
la más segura)

Escribir sin destino,
sin pensar en el futuro -ni en
el futuro del texto- ni en el lector
neutral, casual, eventual, ideal,
frugal, ni en el lector electo

El destino es un pretexto,
está escrito

No hay virtud sin dominio
ni susurro sin grito, escribe
el escribiente acérrimo en el margen
del poema aún no escrito


Escribir es una forma de ejercer
el pensamiento, -el pensamiento fluye,
es movimiento: hay movimientos
pensados y espontáneos, el ciclista no
piensa en el equilibrio que lo mantiene
móvil. El movimiento no piensa.
No pensar: dominio sin pensamiento
No pensar: despojarse de todo lo adquirido,
librarse de lo condicionado. El movimiento,
expresión pura, no necesita otro lenguaje-

Escribir es una forma de ejercer
la libertad -podría no escribir, pienso-
La libertad de pensamiento es otra cosa:
no se adquiere como el conocimiento ni
se obtiene como un producto -aunque como
toda libertad, tiene un precio-

Escribir es una forma de pensar:
pensar es ser: “Todo lo que somos es
el resultado de lo que hemos pensado”
dice Buda

Movimiento puro: No hay excedente, no hay
desperdicio, no hay conciencia de la necesidad,
de la tensión, de la energía erogada ni de la
disposición del cuerpo como parte de otro mecanismo.
No hay eje del pensamiento: no hay conciencia
de la necesidad de eje ni de nada que deba ser
ejecutado ó ejercitado -sin conciencia no hay
necesidad, pero la conciencia es lenguaje-

Movimiento puro: el equilibrio obtenido ya no será
negociado. La estabilidad se automatiza -ya no hay
necesidad de la conciencia- y ahora
podemos entregarnos al placer que fluye de este
movimiento sin pensamiento:

Una forma de libertad  (Los caminos de la libertad
están atestados de pensamientos como éste)

Escribir no es una acción que pueda prescindir
del pensamiento: 

Escribir no es reducir a palabras -reducir, es sólo
una función de la conciencia- , sólo los poetas
reducen, obran como verdaderos reducidores: hay
que tener cuidado con los falsos.

Escribir: un ejercicio de almas débiles.
Contexturas débiles se ocultan en el alma
y en el placer del texto.

La debilidad y el goce
demasiado se conocen

Los débiles tenemos aspiraciones débiles

Nos contentamos con expresar
nuestras debilidades con alguna eficacia, 
con mejor ó peor fortuna, 
y con un empeño digno de mejores causas.

Si ves a Buda no lo mates,
ni lo denuncies ni lo entregues
a las autoridades -siempre es mejor dudar
como principio, tanto de las autoridades
competentes como del principio de autoridad-

Pero si ves a Buda,
no le pidas ayuda ni le dirijas la palabra:

(Pero si ves a Buda, y te saluda,
duda)



sábado, 10 de agosto de 2013

Sinceridad poética


       (Por Tomás Mercante)



Si hay un alma sincera
esa es la mía, reza uno
de los versos desafortunados
de Darío.

La sinceridad nunca fue atributo
de hombres,  y aún menos
de poetas.

Sólo los dioses, según Nietzsche,
podrían mostrarse como son
-es decir: tendrían derecho a exhibir
esa perfecta desnudez-, pero no
parecen dispuestos a hacerlo.

En rigor, no nos consta la existencia
del alma ni de ninguna otra entidad
que trascienda el plano material ;

Si hay un alma sincera -algo aún más
difícil de verificar que la existencia
del alma- empezaría por no recurrir a
sujetos improbables y por evitar
estos artificios de dudosa condición.

No seamos necios, no sobrevaloremos
la sinceridad. Nadie ignora que una
sinceridad sin límite resultaría impracticable
en cualquier comunidad humana.

Para ser sincero, yo dudaría de aquellos que
necesitan dar muestras de sinceridad -así
como de quienes lo anuncian como aclaración
previa a la emisión de cualquier juicio, a modo
de confesión: “te soy sincero”-

Sincerémonos: Somos seres sociales, necesitamos
establecer distintas relaciones, sólo somos sujetos
en relación a otros; entablamos distintas relaciones
con distintos fines con distintos sujetos; tenemos
intereses comunes y particulares, individuales y
sociales, naturales y adquiridos.

Nos relacionamos según nuestros intereses:

Toda relación es interesada.

Lo único sincero es el interés.


II

¿Un sinceramiento?

El sujeto poético puede emitir juicios,
refutarlos, retomarlos y abandonarlos.
Puede confrontar consigo mismo
y puede perder...
Y hasta arribar a una verdad por el
absurdo, ó arribar a cualquier parte
sin necesidad de cobrar conciencia.

La verdad, nunca es objeto poético,
la única verdad reside en el poema
como objeto, una aspiración cerrada
-que sólo tiene por función agregar
una nueva tensión a la existencia
material en expansión constante-

La verdad: el poema es un objeto
inverosímil, que no provee ni busca
verdades.

Lo verdadero: la condición poética
lo permite casi todo -todo lo pensable
es también poetizable, parafraseando-

Lo único verdadero: sólo conocemos
una parte, la que nos es dado percibir
desde nuestro juicio subjetivo.

Los intentos de sinceridad poética
producen resultados desconcertantes,
objetos casi siempre soslayables
ó peor: texturas vacilantes donde el
autor, despojado de toda autoridad
comparte sus dudas y exhibe sus carencias
y debilidades más constitutivas encadenando
fórmulas interrogantes ó llegando hasta a
delegar en el lector la resolución de alguna línea
vacilante...

(Es conocido el caso de un poeta
que incluye en el poema sus datos personales,
su número de teléfono -no había aún telefonía
celular ni correos electrónicos- para que algún
lector se apiade y corrobore el ejercicio de su
sinceridad extrema)


lunes, 5 de agosto de 2013

Otro poema de Vicente Narioh


 DUDA DEBIDA

 

Debo dudar
-debería:  pero todo deber
me hace dudar-


La debida duda
no daña ni altera los recursos
renovables, los ciclos naturales
del trabajo y la muerte

No acelera ni altera
el deterioro normal de los tejidos
sociales, ni el consumo divino
-fuente de toda razón y justicia
razonable-

Ni atenta contra la naturaleza
ni contra la naturaleza sagrada de
la propiedad, sus condiciones
de reproducción y su voluntad
suprema e imperecedera

La duda es más que un hecho,
es un derecho, ó más:
es un deber,
ó más.