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de cuya cumbre
el sol
obliga a la mudanza
y el venero de los ungidos
se obliga
al hado poemagógico
del qué habrá ocurrido
y no ocurrirá
en ese hollar de oscuras piedras
que Empédocles trajinó
burlado
haciendo puntería
opónese
a luego risa
a luego ira
a menos del que mata luego
sangrienta y alegre
vendimia montañesa
allá en los pagos de Epiro
quebradas cianíferas de nieve
y enredaderas locas
y rosales que inficionaban
un aire de rosas
a tontas ovejas compatibles
sí
de reptantes culebras
y avecillas del edén
como riqueza y recelos
sí
aquel vino con borra
y resina de cedro azul
tan balcánico menjurje
y proclamen amor
el llanto y el buceo
y la fiera muñeca
de estopa y plumas
harta de panza
y cachetes pecosos
deshecha en la casta
dejadez
del vicio indiviso
- Inédito -
De "La gracia roma"
En preparación.
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