Quedarse hasta después
Me crié con caballos y poemas cuando era el momento para eso. Después, con Ginsberg y Orlovsky en el Fillmore West, cuando todo el mundo bailaba. Me senté en el palco con las piernas colgando de la baranda, a ver cantar a Janis Joplin. Ahora las mujeres tienen casas e hijos. Yo vivo sola y me doy algunos lujos. Me levanto cuando me viene en gana, leo lo que Rilke le escribió a Tsvetáyeva. A la noche me pongo a mirar los departamentos que tienen las ventanas todavía iluminadas después de medianoche. Me enamoré. Le creí a la gente. Y todavía sigo amando la luz amarilla que resplandece en la pared de ladrillos toda sucia.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
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