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EL SIGUIENTE, POR FAVOR
Siempre demasiado impacientes por el futuro, adquirimos
la mala costumbre de la esperanza.
Siempre hay algo que se acerca; cada día
decimos Hasta entonces,
desde un acantilado observamos cómo se aproxima
la ínfima, nítida y centelleante flota de promesas.
¡Qué lenta es! ¡Y cuánto tiempo pierde
evitando darse prisa!
Y ahí nos tiene, sujetando los tristes tallos
de la decepción, pues, aunque nada frustra
cada gran aproximación, con ostentación de bronce,
cada maroma definida,
con su pendón, y el mascarón con sus tetas doradas
arqueándose hacia nosotros, nunca echa el ancla;
en cuanto se hace presente ya es pasado.
Hasta el final
pensamos que la nave se pondrá al pairo y descargará
todo lo bueno en nuestras vidas, todo lo que nos deben
por esperar tanto y con tanto fervor.
Pero nos equivocamos:
Solo un barco nos busca, desconocido,
de velas negras que remolca un silencio
inmenso y sin pájaros. A su estela
ni nacen ni rompen las aguas.
del libro Poesía reunida, versiones de Damián Alou y Marcelo Cohen.
(Fuente: Aire Nuestro)
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