viernes, 2 de abril de 2021

Joseph Stroud (Glendale, California, EEUU, 1943)

 

 





 COSIENDO LA CAMISA DE LA DESDICHA


                                                     In memorian:

                                                                      Kelly Stroud


   

Inconsolable

            *

Como si una palabra pudiese nombrarlo

             *

Como si el dolor fuese un hacha

              *

 Como si un profeta pudiese leer el futuro abriendo 

                                                             el cuerpo

               *

 Como si un dios entrase y la desparramase en el tiempo

                *

 Inconsolable

                 *

 Como si la pena y la angustia y la desolación fuesen hilos

                  *

 Como si este poema fuese una aguja




 PRIMER CANTO


 Aquella mañana de hace mucho tiempo en la granja de Ruth

 cuando me escondí en la glicina

 y observé a los colibríes. Pensé

 que el rubí o el oro que brillaban en sus gargantas

 era la sangre melosa de las flores.

 Hundían sus punzantes picos

 en una corona de pétalos hasta que sus cabezas

 desaparecían. Las flores se difuminaban en alas,

 y la respiración que yo escuchaba

 eran los finos, conmovedores tallos de la glicina.

 Esa noche, con la cara apretada contra la ventana,

 miré hacia la oscuridad

 donde la luna se ahogaba en los sauces 

 junto al estanque. Mi corazón, piedra sangre,

 se dio vuelta. Esa larga noche, la granja,

 aquellos pájaros enjoyados, todos esos años idos.

 Los caballos parados quietos y enormes

 en la negrura de la travesía de la luna.




 POSTALES A COLD MOUNTAIN



 MERCADO, KUALA LUMPUR


       El chico con el cuchillo de carnicero

       con un golpe nítido

       corta al cangrejo vivo en dos

       mitades muertas

                 derramando aceitosos

       huevos brillantes, pequeños soles

       Es una pinza grande cerrando

       y abriendo


  HOTEL COCKPIT*, SINGAPUR


    Una voz "...cogeme....sí..." del cuarto de al lado

    Una joven pareja australiana que conocí en el desayuno-

    el modo en que ella comía el melón, afeitándolo

    con una cuchara hasta que la tierna, verde piel

    aparecía brillando



 TERRITORIO DEL NORTE, AUSTRALIA


   En un Land Rover

   cincuenta millas al sudoeste de la Tierra de Arnhem

   inmensos pantanos, estanques, diez mil aves acuáticas

   el gran pool genético

   génesis maravilla

   de maravillas


 * Cockpit: carlinga del piloto.




  INDICACIONES

                       Qué desgastados, rancios, chatos e infructuosos

                                Me parecen todos los usos de este mundo.

                                                      HAMLET


 Tomá un avión a Londres.

 Desde King's Cross tomá el tren directo a York.

 Alquilá un auto y manejá a través del valle del Nidd,

 un camino angosto con altos muros de piedra a cada lado,

 y pronto estarás en los pantanos. Hay un pub,

 Los Vaqueros, que es templado, un cuarto pequeño,

 podés pararte ante el mostrador y beber una pinta de Viejo

                                                                   Peculier.

 Por un momento todo estará bien. Estás de vuelta

 en un comienzo. Pronto querrás caminar por la región de 

                                                         Yorkshire,

 entre hondonadas, granjas, región de zarzamoras y nubes.

 Caminarás horas. Traerás la frescura

 de vuelta a tu vida. Esto es cierto. Podés hacerlo.

 Aún ahora, sentado ante tu escritorio, preocupándote, afligido

 podés mirar a través de Middlesmoor a Ramsgill,

 los bosquecillos, las abadías de luces sesgadas, las colinas,

 podés mirar a esa figura que camina hacia Scar House,

 las mejillas ruborizadas, chorlitos surgiendo delante suyo,

 caminando, haciendo su camino, trabajando su vida, paso

                      a paso, hacia la gracia.




 PRIMER BESO


 fue con Sonia en el ropero

 una mañana de verano sus padres

 fueron a trabajar y los chicos vecinos

 estaban jugando a la botellita y

 Sonia la hizo girar y se detuvo ante mí

 así que nos empujaron adentro del ropero

 y ahí estábamos en la oscuridad

 ahogados entre las ropas colgantes

 nerviosos excitados no sabíamos

 cómo besarnos sólo rozamos 

 nuestros labios y nos agarramos uno al otro

 antes de abrir la puerta a nuestros 

 amigos reunidos alrededor

 mientras Sonia y yo mirábamos

 desde nuestra nueva altura como si

 hubiésemos visto algún secreto

 allá en la oscuridad entre

 los vestidos de la madre y los pantalones

 rígidos del padre algo

 impronunciable en las ropas sin cuerpo

 las mangas vacías y las piernas de pantalón

 colgando y frotando contra nosotros

 empujándonos más juntos

 en el olor perfumado de 

 su madre el olor a cigarrillo

 y a Cuero Inglés de su padre

 mientras Sonia y yo nos asíamos y balancéabamos

 nuestros ojos bien cerrados como nuestras bocas

 en ese primer beso ciego a tientas

 entre los fantasmales miembros 

 que se agarraban y estremecían a nuestro alrededor




 RECUERDO

                                        Para Tim


 Es el atardecer

 sobre el camino en herradura que corre

 a través de las Colinas Griffith.

 Dos chicos caminan, del

 brazo, bajo las ramas de roble, 

 madroño, y pino.

 Son hermanos yendo a casa

 antes de que baje el sol.

 Caminá con ellos. Mirá

 cómo el más pequeño, el menor

 estira el tranco para mantenerse

 junto al otro. Hablan

 bajito,

 habiendo pasado el día buscando serpientes

 en las colinas detrás de los fardos de heno

 hendidos por flechas disparadas por los adultos

 por deporte o esperanza. ¿Porqué

 se detienen frente a un árbol

 donde pululan las abejas?

 En las nudosas raíces ven 

 un lagarto esmeralda con púas 

 a lo largo de la espalda. No los despierten.

 No es ningún sueño mientras sueñan

 un reino que permita una bestia tal.

 Coronados y dorados, siguen 

 su camino a casa, un sonido de campanas,

 en la inmensa, callada noche.

 

 

Trad. Shira Rubenstein

 

En  "Suite for the Common"

 

(Fuente: Idiomas olvidados) 


 

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