COMBUSTIÓN
Atrevemos el risible
gesto de triunfo
e "infalibles" suponemos
permanencia, perpetuidad;
pero no alcanza.
Algo a cada segundo
se agosta, se agota,
se gasta, se cansa,
se pierde.
Queda reconciliarse
con el vacío,
pedir clemencia
a ese blanco en la escritura
que no responde.
Tender puentes
hacia la incertidumbre.
Aceptar lo transitorio
y hacer paces
con la diminuta luz
restante
al caer la noche,
tímido rescoldo
del que únicamente
podremos preservar
la furia del amor
que un día
nos iluminó el alma
hasta la combustión
de los huesos.
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