Hoja marchita
Toda flor desea su fruto,
todo amanecer se encamina al crepúsculo,
nada eterno hay en la tierra,
excepto la transformación y la fuga.También el más bello verano
quiere sentir alguna vez el otoño y lo caduco.
Detente, hoja, sé paciente y silenciosa
cuando el viento desee llevarte.Sigue jugando tu juego, no te detengas,
deja, tranquila, que las cosas ocurran.
Permite que el viento que te arranca
sople y te conduzca a casa.
Hacia la meta
Siempre he andado sin meta,
nunca deseé concederme descanso,
y mis caminos eternos me parecieron.
Comprendí al fin que caminaba en círculo,y me sentí cansado del viaje:
toda mi vida cambió en aquel instante.Errante voy hacia la meta,
pues bien sé que en cualquier camino
la Muerte me tiende su mano.
En la niebla
Resulta extraño caminar en la niebla…
Solo está cada arbusto, solitaria cada piedra,
no hay árbol que contemple a su semejante,
todos estamos solos.Lleno de amigos estuvo otrora para mí el mundo,
cuando mi vida resultaba aún sencilla;
ahora que cae la niebla,
nada resulta claro.En verdad, no hay sabio
que no conozca la oscuridad,
a quien, inevitable y silenciosamente,
lo separó de todo lo demás.Resulta extraño caminar en la niebla…
Vivir es sentirse en soledad.
Ningún hombre conoce a los otros,
todos estamos solos.
Montañas en la noche
El lago se ha extinguido,
oscuros duermen los juncos
susurrando en sueños.
Sobre el campo, extendidas,
interminables montañas amenazan.
No descansan.
Hondamente respiran, se mantienen
unidas unas contra otras.
Hondamente respiran,
colmadas de oscuras fuerzas, irredentas
en su pasión devoradora.
Oda a Hölderlin
Amigo de mi juventud, a ti vuelvo agradecido
de atardecer en atardecer, cuando entre los saúcos
en el jardín que duerme no suena más
que la fuente susurrante.Ya nadie te conoce, amigo; en estos nuevos tiempos
muchos se han alejado del silente encanto de Grecia,
sin plegarias ni dioses,
y sin alborozo el pueblo camina sobre el polvo.Pero en una secreta bandada de fervientes ensimismados
a los que Dios llenó el alma de añoranza
todavía resuenan las canciones
de tu arpa divina.Cansados del trabajo regresamos prestos
a la extasiante noche de tu canto,
cuyas ondeantes alas nos protegen
con un sueño dorado.Nuestra eterna nostalgia,
que nos conduce a los templos de los griegos,
más nos encanta con el ardor encendido de tu canción,
más dolorosamente arde en pos de aquellos sagrados tiempos pasados.
Escrito en la arena
Que lo hermoso y lo encantador
sea tan sólo aliento y tormenta,
que lo delicioso, lo maravilloso
y lo propicio no duren:
que las nubes, flores, pompas de jabón,
que los fuegos artificiales y las risas de los niños,
la mirada de una mujer en el espejo
y tantas cosas tan maravillosas
desaparezcan, apenas descubiertas,
que duren no más que un instante:
¡ah, eso lo sabemos con tristeza!
Lo duradero e inmóvil
no nos parece tan valioso:
piedras preciosas de fuego gélido,
pesada barra de oro reluciente;
las mismísimas estrellas,
que permanecen alejadas y extrañas, no nos resultan
semejantes a nosotros, seres transitorios:
no llegan a lo más profundo del alma.
Es como si lo hermoso y lo amable tendiera a la destrucción,
cerca siempre de la muerte,
y que lo más valioso, las notas musicales
que desde el nacimiento
corren y se extinguen,
son nada más que ligero aliento, torrentes, huida.
Y dolorosamente derribados por un leve soplo,
no permanecen más que el tiempo
que dura un latido;
sonido tras sonido, casi apenas entonados,
manan y se esfuman.Y así se entrega a lo fugaz
lealmente nuestro corazón,
a la vida, a lo que surge de continuo,
y no a lo que, rígido, dura.
Muy pronto lo que permanece nos fatiga,
joyas, rocas y el cielo estrellado,
a nosotros, errantes del eterno cambio,
almas y pompas de jabón,
al tiempo unidos, y fugaces,
a quienes el rocío de una hoja rosa,
a quienes el cortejo de unas aves,
la muerte de las nubes,
el brillo de la nieve, el arco iris,
la mariposa voladora;
nosotros, a quienes el roce sonido
de una risa fugaz
nos parece una fiesta
o nos causa dolor.
Amamos cuanto nos es semejante, y entendemos
lo que el viento escribe sobre la arena.
Noche solitaria
Vosotros, hermanos míos,
pobres hombres, cercanos o alejados;
vosotros, que a la luz de las farolas
soñáis con un consuelo para vuestras penas;
vosotros, silentes, que unís las manos,
orando, renunciando, sufriendo
en las pálidas noches estrelladas;
vosotros, que padecéis o permanecéis despiertos,
navegantes sin astros ni ventura,
rebaño errante sin cobijo,
extraños y, sin embargo, mis hermanos,
¡devolvedme el saludo que os ofrezco!
Cumpleaños
Hemos nacido a medias, no del todo,
somos un simple ensayo de lo Eterno,
aunque creemos, a pesar de ello,
que cada criatura se encamina a un fin,
que de la Unidad parte y se dirige al Todo.
Efímeros y débiles
nos ha creado la Naturaleza,
y es, sin embargo, meta y esperanza de todo ser piadoso
hacerse en Dios fuerte y eterno.
Versiones de Carlos Javier González Serrano
(Fuente: El vuelo de la lechuza)
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