viernes, 21 de agosto de 2020

David Eloy Rodríguez (España, 1976)



7



La visión preparada como un arma para el juicio
devasta las posibilidades, el misterio:
victoria de ilusiones y fantasmas.

La maravilla se convierte en imagen,
lo imprevisto desaparece,
el conflicto se esconde bajo la palabra orden.

El libro cerrado se abre
y permanece cerrado.

Te escribo
porque leí un libro con los huesos.



12



Una lengua que no pudiera mentir.

Una lengua que no supiera mentir.



25



¿Hay escalones de fiebre, de daño, de hambre?
¿Hay escaleras de muérdago, de mimbre, de metamorfosis?
¿A qué saben las espumas de estos pasos?

Por el aire llegan las ganas de vivir y nos sentimos
agua de un río que desemboca. Pero este trazado es
piedra dura, diseña la caída.

¿Dónde está el escalón que no está en la escalera?

¿De qué color es la plata de este pasamanos,
su pulida armazón profunda y sabia?

En mi tránsito voy desliando un cordel
para no olvidar el camino,
para tener una guía
que me sirva de regreso.

Pero no hay regreso.



27



No conceder los pasos,
no propagarse en rendiciones.

Un paso adelante
sin usurpadores, sin sufrir
ni portar la mirada del amo.

Elijo verdad antes que calma.

Más vale temblar que someterse.



73



Todo está preparado para el olvido.







En Escalones que descienden hacia arriba

Luces de Gálibo

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)

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